Sueño y lectura, mala combinación

Ya sé que por estos lares somos todos enormes amantes de la lectura, pero venga va… admitámoslo, más de una vez nos hemos quedado dormidos delante de un libro, incluso con aquellos que nos encantan, nos divierten y entretienen.

Los ojos se empiezan a cerrar y no puedes evitarlo, empiezas a mezclar las líneas y las palabras, tu cabeza empieza a irse por las ramas, inventa cosas que no están escritas, y lo peor de todo, aunque lees la misma frase tres veces, no te enteras de nada porque tu ya estás en otro lado.

Las razones que nos llevan a dormirnos pueden ser muchas, sobre todo el cansancio, pero lo que no sabemos es que quizá estemos propiciando el sueño con alguna de las cosas que hacemos.

A continuación os traigo algunos truquitos que he recopilado por internet para descifrar por qué nos dormimos y qué hacer para evitarlo.


1. Enseñar a tu cerebro que leer no significa dormir. Muchas veces nuestro cerebro malinterpreta las cosas. Muchos de nosotros leemos justo antes de acostarnos, esto hace que el cerebro relacione la lectura con dormir y cuando leemos en otras situaciones empieza a conciliar el sueño. Hay que reeducar el cerebro para que sepa que no se usa la lectura para dormir, sino para entretenerse. Para romper esta relación lectura=dormir, los siguientes puntos serán de gran ayuda.

2. Actívate al primer signo de sueño. En cuanto notes que te aplatanas y te empiezas a acomodar, muévete: da un pequeño paseo por la casa, ves al baño, tómate un café o bebe agua, o incluso lávate la cara para despejarte, pero actívate. La cuestión es evitar la mencionada relación lectura=sueño.

3. Elige un buen lugar para leer. Sí, en la cama o en el sofá se está muy a gustito, pero precisamente ese es el problema. Cuando estamos sentados o tumbados en un lugar muy confortable el cuerpo se va relajando hasta inducir el sueño, por eso es mejor leer en una silla cómoda. Si aún así prefieres el sofá, siéntate con la espalda recta y mantén una postura correcta. Recuerda, si te aplatanas, date una vuelta o lee durante un ratito de pie antes de volver a sentarte.

4. Atención a la iluminación. Debes leer con una buena luz, si las páginas de libro están a contraluz o poco iluminadas, la vista hará mucho más esfuerzo para leer cansándose fácilmente y provocando el sueño.

5. Si lees durante largos ratos, descansa. Como ya he comentado, un pequeño momento de despeje ayudará, no te dormirás y además asimilarás mejor lo leído. Lo ideal son 10 minutos cada tres cuartos de hora.

6. Si aún así, te sigues durmiendo, lee en voz alta. Leer ciertos pasajes en voz alta como si los leyeras a otra persona solicitará más atención por tu parte al tener que cuidar la entonación, el ritmo, el volumen, etc. y activará tu actividad cerebral evitando el sueño.


Y hasta aquí los truquillos para no dormirse con nuestros amados amigos. Yo últimamente no avanzo nada en mis lecturas por culpa del sueño, así que voy a empezar a poner en práctica estas técnicas a ver si me funcionan. Os invito a probarlas y que me digáis si os han funcionado o si conocéis alguna otra que pueda ayudar.


Y si no funcionan, pues nada, siempre nos quedarán las historias de nuestros sueños.

Comentarios

  1. Tomo nota para esas últimas consciencias del día, que son las que generalmente dedico a la lectura. Un placer volverte a leer por aquí ;)

    ResponderEliminar
  2. Yo con lo único que me he dormido es con los apuntes de ética. Pero que vamos, yo creo que con ese tostón las técnicas no funcionan ni de guasing. Acostumbro a leer en el tren, en el metro o dónde buenamente pillo y también por la noche. Creo que la mayoría de la gente lo hace así por falta de tiempo. Después de pasar un día de caca a una lo único que le apetece es desconectar con una vida que no sea la suya. Y lo agustito que una pilla el sueño...

    Un besote Vainilla!!!! ♥♥

    PS: Por fin has vuelto, qué ilu! A ver si te vemos más a menudo por estos lares de Dior!

    ResponderEliminar
  3. Creo que me tendré que aplicar algunas de estas recomendaciones porque soy de los que sucumben con facilidad al sueño, y no tiene nada que ver con la lectura, más bien es puro agotamiento. Ya te contaré si me funcionan. Gracias.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cómo no ser una drama mamá, de Amaya Ascunce

Los Juegos del Hambre, de Suzanne Collins

Es momento de reflexión